jueves, 20 de diciembre de 2012

Siguiendo el río Esla


El río Esla -antiguo Astura- en su descenso desde los picos de Europa, se encuentra con diferentes embalses que retienen su incansable avance hacia el sur, justo hasta el Duero cuando ambos se encuentran en plenos Arribes.

En este eterno viaje de las aguas, un viajante se puede encontrar con grandes sorpresas camino al sur, o camino al norte remontando el río. Esas sorpresas se muestran en forma de construcciones de tiempos pretéritos pero que hoy se hallan más o menos conservadas. Y aunque son muchas las cuestiones que se pueden encontrar para este artículo sólo hablaremos sobre dos de ellas: El monasterio de Santa María de Moreruela y el Castillo de Castrotorafe.

Ambos se hallan en la margen oriental del Esla, separados por unos 14 kilómetros entre sí; siendo accesibles desde el tramo de carretera Zamora-Benavente (N-630). Este par de lugares comparten una desgracia: su ruina.
·         El Castillo de Castrotorafe, otrora emplazamiento soberbio con su castillo y sus murallas para proteger la villa y sus habitantes, hoy es un despoblado. Sembrado por pedazos más o menos grandes, de aquella muralla que se levantaba junto al Esla.
·         El monasterio de Moreruela, una maravilla arquitectónica producto de la llegada del Cister durante la edad media. Hoy se conserva su cabecera de tres alturas, y apenas unos muros más del interior de la iglesia. El claustro es inexistente así como todos los techos.

Estos lugares evocan cierta grandeza de periodos pasados, donde unos construían altos muros para defenderse de los peligros que acechaban incansables en sus tiempos; otros construían altos muros porque según decían: “Ad maiorem Dei gloriam”.




Dijera cada cual lo que dijese, el hecho es que hoy nada de aquello importa. Tal cosa es lo que se refleja en los antiguos muros. Una decadencia sin freno, una lucha perdida contra el imparable tiempo que va mellando todo, porque todo es cuanto alcanza.