El Círculo de Estudios La
Emboscadura (CELE), ha realizado diferentes salidas de naturaleza e
históricas, pero ahora llegamos hasta un lugar donde no habíamos
llegado. El río Duero, desde la provincia de Zamora, forma un valle
impresionante, profundo y serpenteante, que hace también de raya
fronteriza con Portugal. En las provincias de Zamora y Salamanca, y
el distrito de Bragança, se encuentra el parque natural de Arribes
del Duero a ambos lados de esa raya.
Así pues, vimos diferentes
emplazamientos privilegiados con vistas a este inmenso y compartido
paraje. Hasta los confines más recónditos llegaremos para conocer
todos los tesoros que tenemos, y también nos acordamos de Portugal,
ese vecino al oeste, que no dejan de ser parte de España comprendida
en el marco hispánico, tan atacado por fuerzas extranjeras para
sembrar la discordia entre los hispanos, como aún sigue ocurriendo
(sobre todo en España).
Arrancamos en Mogadouro,
para conocer la parte alta de la villa, donde se encuentran las
ruinas del castillo y también, aprovechamos esta altura privilegiada
para atisbar el horizonte en busca de la belleza de los parajes
trasmontanos, repletos de colinas, bosques de encina e incluso
numerosos olivos.
Después marchamos hacia el castro
de Vilarinho dos Galegos,
emplazado en otro lugar impresionante. Justo desde este lugar se
puede ver el gran valle del Duero. Es muy frecuente encontrarse en
esta zona con castros a ambos lados del río, puesto que los
pobladores célticos de milenios atrás, se asentaban en colinas
desde las que vigilar y defenderse mejor, pero también cerca de una
fuente fluvial, y para ello qué mejor que los impresionantes Arribes
del Duero para todas estas tareas.
Como el viaje trata sobre el
Duero, a continuación marchamos hasta el mirador de Picões, en
Peredo da Bemposta,
otro lugar para contemplar este paisaje tan absorbente. Con sus
enormes montañas, cada cual con su forma propia, y el horizonte
lleno de abruptas ondulaciones.
Tras todo esto, volvimos a cruzar
el Duero hacia el lado español y terminamos este viaje empezando
algo, empezando a conocer la muy histórica Región Leonesa,
subsumida hoy bajo otro falsario autonómico. Al igual que hemos
comprobado en Madrid, donde lo castellano que es la esencia
madrileña, se niega sistemáticamente desde la política y sus
tentáculos en la educación y los medios de comunicación. Allí, en
la provincia de Zamora, al igual que en la de León y Salamanca, se
niega sistemáticamente toda referencia al histórico Reino de León
su región que existe desde 1833 hasta el presente; ahora claro,
introducida por la fuerza tras los pactos de los políticos de la
transición que se debatían cual ladrones, entre el centralismo y el
separatismo.
Nuestra primera visita a esta
histórica región española fue a la villa de Fermoselle,
emplazada en un largo cerro que empieza con el castillo emplazado
hacia Arribes del Duero, y se extiende hacia el este. En las ruinas
del viejo castillo tenemos uno de los mejores miradores, nos permite
una amplísima visión de todo el entorno y de la propia Fermoselle.
A continuación marchamos hacia el mirador del Torrejón (también
conocido como Torojón), otro lugar privilegiado para observar estos
mágicos parajes, a la par de olvidados.
Finalmente hicimos una pequeña
ruta por los olivares de Fermoselle, en un sendero que conduce hasta
otro mirador hacia Arribes del Duero. Tras la ruta, no dejamos de
pensar en la condena a la pobreza y al olvido que han creado los
políticos tanto de España y Portugal como de los tecnócratas de la
UE que condenan nuestras ricas regiones a la pobreza para que ellos
tengan un balance económico mejor. Mejor para ellos por supuesto.
Nosotros perdemos nuestra producción local, nuestra población
rural, se desprecia el modo de vida de estas gentes, quizá sea
porque ahora el sistema promueve la vagancia como comportamiento
dominante, y las gentes de los pueblos han sido siempre muy
trabajadores, muy esforzados y también, muy sufridores.
Así terminamos esta crónica, y
así empezamos a conocer unas tierras de leyendas hechas realidad, y
a unas buenas gentes que aún perviven en estos lares. Volveremos a
la carretera y llegaremos hasta muchos más lugares por toda España,
y también en Portugal, pues no olvidamos cuanto nos une.