jueves, 31 de diciembre de 2015

Conociendo Arribes del Duero

El Círculo de Estudios La Emboscadura (CELE), ha realizado diferentes salidas de naturaleza e históricas, pero ahora llegamos hasta un lugar donde no habíamos llegado. El río Duero, desde la provincia de Zamora, forma un valle impresionante, profundo y serpenteante, que hace también de raya fronteriza con Portugal. En las provincias de Zamora y Salamanca, y el distrito de Bragança, se encuentra el parque natural de Arribes del Duero a ambos lados de esa raya.



Así pues, vimos diferentes emplazamientos privilegiados con vistas a este inmenso y compartido paraje. Hasta los confines más recónditos llegaremos para conocer todos los tesoros que tenemos, y también nos acordamos de Portugal, ese vecino al oeste, que no dejan de ser parte de España comprendida en el marco hispánico, tan atacado por fuerzas extranjeras para sembrar la discordia entre los hispanos, como aún sigue ocurriendo (sobre todo en España).




Arrancamos en Mogadouro, para conocer la parte alta de la villa, donde se encuentran las ruinas del castillo y también, aprovechamos esta altura privilegiada para atisbar el horizonte en busca de la belleza de los parajes trasmontanos, repletos de colinas, bosques de encina e incluso numerosos olivos.







Después marchamos hacia el castro de Vilarinho dos Galegos, emplazado en otro lugar impresionante. Justo desde este lugar se puede ver el gran valle del Duero. Es muy frecuente encontrarse en esta zona con castros a ambos lados del río, puesto que los pobladores célticos de milenios atrás, se asentaban en colinas desde las que vigilar y defenderse mejor, pero también cerca de una fuente fluvial, y para ello qué mejor que los impresionantes Arribes del Duero para todas estas tareas.





Como el viaje trata sobre el Duero, a continuación marchamos hasta el mirador de Picões, en Peredo da Bemposta, otro lugar para contemplar este paisaje tan absorbente. Con sus enormes montañas, cada cual con su forma propia, y el horizonte lleno de abruptas ondulaciones.

Tras todo esto, volvimos a cruzar el Duero hacia el lado español y terminamos este viaje empezando algo, empezando a conocer la muy histórica Región Leonesa, subsumida hoy bajo otro falsario autonómico. Al igual que hemos comprobado en Madrid, donde lo castellano que es la esencia madrileña, se niega sistemáticamente desde la política y sus tentáculos en la educación y los medios de comunicación. Allí, en la provincia de Zamora, al igual que en la de León y Salamanca, se niega sistemáticamente toda referencia al histórico Reino de León su región que existe desde 1833 hasta el presente; ahora claro, introducida por la fuerza tras los pactos de los políticos de la transición que se debatían cual ladrones, entre el centralismo y el separatismo.





Nuestra primera visita a esta histórica región española fue a la villa de Fermoselle, emplazada en un largo cerro que empieza con el castillo emplazado hacia Arribes del Duero, y se extiende hacia el este. En las ruinas del viejo castillo tenemos uno de los mejores miradores, nos permite una amplísima visión de todo el entorno y de la propia Fermoselle. A continuación marchamos hacia el mirador del Torrejón (también conocido como Torojón), otro lugar privilegiado para observar estos mágicos parajes, a la par de olvidados.





Finalmente hicimos una pequeña ruta por los olivares de Fermoselle, en un sendero que conduce hasta otro mirador hacia Arribes del Duero. Tras la ruta, no dejamos de pensar en la condena a la pobreza y al olvido que han creado los políticos tanto de España y Portugal como de los tecnócratas de la UE que condenan nuestras ricas regiones a la pobreza para que ellos tengan un balance económico mejor. Mejor para ellos por supuesto. Nosotros perdemos nuestra producción local, nuestra población rural, se desprecia el modo de vida de estas gentes, quizá sea porque ahora el sistema promueve la vagancia como comportamiento dominante, y las gentes de los pueblos han sido siempre muy trabajadores, muy esforzados y también, muy sufridores.









Así terminamos esta crónica, y así empezamos a conocer unas tierras de leyendas hechas realidad, y a unas buenas gentes que aún perviven en estos lares. Volveremos a la carretera y llegaremos hasta muchos más lugares por toda España, y también en Portugal, pues no olvidamos cuanto nos une.